En un tranquilo rincón de la eternidad, nos sentamos a mantener una conversación imposible con John Lennon, no el mito sino el hombre, para hablar de música, paz y el mundo que dejó atrás.
Reptilia sacude sus tacones, muestra los dientes y estalla en uno de los ataques de rock más compactos y contundentes de los 2000s, justo después de que ese bajo retorcido se desliza desde las sombras.