Desde los conciertos sudorosos en clubes que encendieron revoluciones hasta los espectáculos masivos en estadios que parecían desafiar las leyes de la física, aquí tienes un recuento de las diez actuaciones en vivo más asombrosas de todos los tiempos.
10Nirvana – Reading Festival, Reino Unido, 1992
Kurt Cobain llegó al escenario en silla de ruedas, vestido con una bata de hospital, en una referencia ironiquement sombre aux rumeurs sur sa mort. Ce qui a suivi fut un concert brut, électrisant, enchaînant Aneurysm, Drain You et Smells Like Teen Spirit avec l’intensité d’un groupe à la fois au bord de l’implosion et en train de conquérir le monde. Ce n’était ni lisse ni parfait, mais c’était débordant de vie. Et c’était tout ce qui comptait.
9Queen – Live Aid, Estadio de Wembley, 1985
Solo veinte minutos. Eso fue todo lo que necesitó Freddie Mercury para adueñarse por completo del escenario en medio de un cartel repleto de estrellas. Con su magia vocal de llamadas y respuestas y esa interpretación estremecedora de Radio Ga Ga, Queen ofreció una actuación que te hacía olvidar que alguien más hubiera pisado el escenario ese día.
8Radiohead – Glastonbury, 1997
Mientras la lluvia caía a cántaros y los amplificadores flaqueaban, Radiohead logró ofrecer un concierto que se sintait comme un despertar espiritual. En plena gira de su álbum *OK Computer*, crearon paisajes sonoros que no solo parecían adelantados a su tiempo, sino casi de otro mundo. La voz de Thom Yorke atravesó el cielo durante *Karma Police*, dejando a miles de personas empapadas, asombradas y transformadas.
7The Rolling Stones – Altamont Speedway, 1969
Este fue el desastre más infame en la historia de la música. Los Stones tocaron Sympathy for the Devil mientras el caos estallaba a su alrededor. El apuñalamiento mortal cometido por los Hells Angels, contratados como seguridad, convirtió el concierto en un sombrío reflejo del Verano del Amor. Horrible, crudo e inolvidable, un relato de advertencia disfrazado de concierto.
6Bruce Springsteen – Hammersmith Odeon, Londres, 1975
Sin efectos llamativos. Sin egos inflados. Solo The Boss, con 26 años, dispuesto a darlo todo. Abriendo con Thunder Road al piano en solitario, volcó casi tres horas de rock’n’roll empapado en sudor y cargado de alma para el público. Londres quedó atónito. Bruce sabía exactamente lo que hacía, y no ha bajado el ritmo desde entonces.
5Daft Punk – Coachella, 2006
Antes de aquella noche inolvidable, los conciertos de música electrónica consistían sobre todo en cabecear y agitar barras luminosas. Pero cuando la icónica pirámide de Daft Punk descendió del cielo del desierto, todo cambió. Su remix en vivo de Around the World/Harder Better Faster Stronger transformó Coachella en una deslumbrante catedral de luz y bajos. La música dance había encontrado a sus salvadores.
4Jimi Hendrix – Monterey Pop Festival, 1967
Todo terminó con una guitarra en llamas y un público atónito. Hendrix no se limitó a tocar Wild Thing, la ofreció como un sacrificio. Sedujo a su Stratocaster, se arrodilló ante ella y la incendió en una actuación tan visceral que aún resuena en la historia del rock. Fue arte, ritual y rebelión, todo en un solo momento espectacular.
3Bob Dylan – Newport Folk Festival, 1965
Cuando Dylan conectó la guitarra eléctrica, fue como una sacudida para toda una generación. Los puristas del folk lo abuchearon, los amplificadores chillaron, y “Maggie’s Farm” se convirtió en un momento decisivo. No fue solo un cambio de sonido; fue el instante en que el rock alcanzó la madurez y la poesía cobró vida con fuerza.
2Pink Floyd – The Wall, Berlín, 1990
Interpretado en el sitio del recién derribado Muro de Berlín, el espectáculo en vivo de Roger Waters de *The Wall* fue una mezcla de teatro, catarsis y declaración global. Con marionetas gigantes, cerdos voladores y un muro literalmente construido y derribado sobre el escenario, se convirtió en una de las actuaciones más ambiciosas y conmovedoras jamás realizadas.
1David Bowie – Hammersmith Odeon, 1973
Se suponía que sería solo otra noche de gira, pero Bowie sorprendió a 5.000 fans al acabar con Ziggy Stardust delante de sus propios ojos. Declaró que no solo era el último concierto de la gira, sino también la última actuación que harían jamás. Un suspiro colectivo llenó el aire, seguido por un torbellino de purpurina y caos. El Delgado Duque Blanco se transformó una vez más, y el mundo solo pudo contemplar con asombro.