Synthés, estilo y dominio
El sintetizador se desliza casi sin peso, como llevado por el aliento de un sueño. Publicada en 1985 en Songs from the Big Chair, Head Over Heels encuentra un ritmo perfectamente tejido, simple. Creada con esmero alrededor de una melodía que te toma de la mano sin arrastrarte, la canción tiene una calidez poco común para la década de la que proviene. La voz de Roland Orzabal suena como una confesión envuelta en música, sincera sin ser frágil, contenida sin frialdad.
La canción nació como un fragmento durante las primeras sesiones del álbum. Orzabal y Curt Smith exploraban ideas junto al productor Chris Hughes, creando atmósferas más que persiguiendo sencillos. Head Over Heels surgió de ese proceso, fluyendo directamente desde Broken, que aparece tanto como pista independiente como marco sonoro. Esa estructura le da a la canción una sensación cíclica, como si hubiera estado girando mucho antes de comenzar y siguiera girando tras desvanecerse.
El sentimiento suspendido define la canción. Con texturas de sintetizador que florecen como fuegos artificiales en cámara lenta y acordes de piano que golpean suavemente pero con firmeza, se revela en capas regulares. La producción se contiene, dejando espacio para el aire y el movimiento. El estribillo tiene una especie de elevación que nunca cae en el éxtasis, y los detalles -una respiración aquí, una voz de fondo allá- pesan tanto como el gancho principal. El mundo de la canción se siente cercano, perfecto sin cerrarse.
Head Over Heels es probablemente lo más cerca que estaremos de una canción de amor. Es una canción de amor que se vuelve un poco perversa al final.
(Roland Orzabal, 1985)
Head Over Heels carece de cualquier sensación de urgencia. Como un pasillo largo, el tiempo atraviesa cada estrofa. Las palabras hablan en elipsis y movimientos, rodeando temas como la conexión, la duda y la angustia discreta de querer más de lo que las palabras pueden contener. Orzabal escribió de una manera que separa las líneas; esta canción contiene algunas de sus frases más desarmantemente sinceras a plena vista. La honestidad se expresa con sutileza; la precisión del arreglo de la banda y la simplicidad de su interpretación lo sostienen todo.
Más tarde encontró una segunda vida en películas y series de televisión, y Head Over Heels se convirtió en un clásico de la radio y las playlists. Su reputación creció por presencia, no por grandilocuencia. La canción no impone nada. Segura de su sencillez, reposa en silencio en el oído. Algunas canciones se desvanecen con la época de la que provienen. Como un aroma en la tela, esta permanece, ligera, evidente, aún presente mucho después de que el espacio se haya vaciado.