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Ghost Stories – Coldplay

Convertir el desamor en luz

El álbum abre el mar. Always in My Head flota como un recuerdo a medio formar, teñido de pulsos delicados y ecos translúcidos. Tras años de coros del tamaño de estadios y armonías en arcoíris, Coldplay regresa aquí con un sonido despojado de grandeza. Es el sonido de un corazón que se repliega suavemente sobre sí mismo, como alas que se pliegan. Durante un periodo difícil para Chris Martin, el proceso de grabación se desarrolló entre Londres y Los Ángeles, siempre de noche, en la calma de pequeñas habitaciones tenues. Ahí se llevaron a cabo las sesiones. Invitando al oyente a acercarse, el grupo eligió la contención y las texturas superpuestas en lugar de la dinámica explosiva.

Magic, regular y sin peso, forma el centro del disco. Martin canta como si intentara convencerse de la verdad que pronuncia; el ritmo gira en círculos y las palabras apenas rozan el suelo. El peso de la canción se mantiene en la repetición, en el espacio entre cada frase. Como varios temas del álbum, nace de la necesidad de aceptar lo que no se puede cambiar, solo experimentar. La banda describió la grabación como honesta, no como un proceso de sanación. Aquí no hay declaraciones ni arcos triunfales, solo liberaciones contenidas.

Ink transmite el sonido de pasos en una costa; cada nota se desliza suavemente sobre la siguiente. Su desarrollo tiene gracia; las líneas de guitarra brillan como luz sobre el agua. La letra sugiere mapas, tatuajes, instrucciones—símbolos y fragmentos—como si se buscaran pistas entre las ruinas de algo que ya no está. Coldplay no se apresura en esta zona. Cada canción está moldeada como una carta no enviada, reescrita muchas veces bajo varias lunas.

True Love abre el corazón del álbum. Mientras la orquesta se eleva detrás como una marea lenta, la guitarra de Jonny Buckland corta la mezcla con precisión, cada nota sostenida como un aliento. La interpretación de Martin tiene vulnerabilidad; cada sílaba parece deslizarse sobre una superficie helada antes de llegar al oyente. Abordando esta canción con cautela, la banda mantuvo su crudeza a lo largo de varias sesiones. Aunque no se escuche en florituras musicales, la influencia de Brian Eno se percibe al fondo, en la actitud y en la disciplina.

Ghost Stories es un viaje de amor incondicional que plantea una pregunta: ¿cómo dejas que las cosas que te han ocurrido en el pasado, tus fantasmas, afecten tu presente y tu futuro?

(Chris Martin, BBC Radio 1, 2018)

Midnight cambia el panorama a mitad del álbum. Acompañada de ondas de sintetizador que suenan como viento entre árboles vacíos, una voz envuelta en vocoder se evapora entre sombras. Influenciados por músicos electrónicos minimalistas, la banda había estado experimentando con procesamientos al estilo Bon Iver y arreglos ambientales. El tema marca un punto de inflexión, señalando el paso del duelo a la aceptación. No tiene clímax; tiene un horizonte que se expande con cada escucha.

Oceans ancla suavemente la segunda mitad con un tono acústico. Grabada en una sola toma, conserva imperfecciones y pausas, fomentando así la intimidad. Como mensajes en botellas, las palabras flotan, sin imponerse, sin esclarecerse del todo. Coldplay acepta esta fragilidad como una forma en sí misma y elige capturar la emoción en su surgimiento en lugar de pulirla. El tema recuerda a las primeras sesiones de estudio, de noche, con luces tenues y el sonido de instrumentos antiguos de madera.

O cierra el álbum con un ascenso apagado, sin dejar nada pendiente. El piano y el silencio permiten que las voces floten por el espacio. Se desvanece sin una solución, como si fuese más allá de la última nota. Entre la presencia y la memoria, en un lugar donde las canciones solo buscan estar, habita Ghost Stories. Aquí, Coldplay creó un momento pensado para el oyente silencioso, para quien escucha la música con más claridad en los espacios entre los sonidos.

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