Luz solar en cada compás
Dayglow congela un estado de ánimo fugaz en un ritmo empapado de sol en Then It All Goes Away, creando un sonido que permanece como la luz de finales de agosto en las paredes de una habitación. La canción comienza con un riff de guitarra sincopado que se siente como un apretón de manos cálido, meticulosamente exacto, inmediatamente familiar. Los sintetizadores giran con un matiz de nostalgia contenido, reflejando el acabado DIY que Sloan Struble, el hombre detrás de Dayglow, perfeccionó solo en su habitación de Texas mientras estudiaba publicidad en la UT de Austin. La sección rítmica fluye con una confianza tranquila, sin prisas, siempre en movimiento.
Aquí Struble ha hablado con frecuencia de su fascinación por las texturas del pop de los años 80; fluyen como memoria muscular. La caja golpea con nitidez, el bajo camina por una cuerda floja entre contundencia y contención, y las líneas vocales se deslizan con una melancolía en tonos pastel. No hay tensión emocional ni acrobacias vocales, solo una soltura que refleja ese tipo de tristeza que uno baila sin darse cuenta. En entrevistas, se le recuerda como un adolescente que aprendía de oído cada parte de sus canciones favoritas, superponiendo instrumento tras instrumento hasta que todo sonara bien. Esta canción adopta ese método como si fuera una segunda piel.
La canción tiene algo perfectamente desfasado respecto a los acontecimientos actuales. Aunque la mayoría del paisaje sonoro de 2022 oscilaba entre el hiperpop maximalista o el minimalismo sombrío, Then It All Goes Away ofrecía una claridad sin frío. Con la misma intensidad, sonaba en radios FM, playlists nocturnas y ediciones de TikTok, siempre ligera, siempre pegadiza. No seguía modas. Encontraba su propio ritmo y recibía a quien quisiera entrar. Esa confianza tranquila ofrecía a los oyentes una sensación breve pero concreta de ritmo en un año que aún tambaleaba entre el caos.
Empecé a escribir la línea de bajo durante mi café de la mañana y terminé toda la composición al final del día; se sintió tan fresca y natural de escribir.
(Sloan Struble, Ghettoblaster Magazine, 2022)
El estribillo da vueltas sobre sí mismo como un carrusel atrapado en un bucle, con palabras que nunca se quedan demasiado tiempo. Su poesía casual trata el arrepentimiento como una foto vieja, algo que no necesitas explicar. La simplicidad es el talento de Struble. Nunca sobrecarga el espacio. Todo respira. Las líneas de guitarra se estiran con calma; los teclados entran como amigos de toda la vida; toda la mezcla te invita a quedarte un poco más.
La canción deja una huella que se siente curiosamente personal cuando termina. Construida para permanecer, no para impresionar, Then It All Goes Away se desvanece como esos recuerdos brumosos que aparecen en caminatas largas o en la parte trasera de un viaje lento, ganándose la atención con suavidad en lugar de exigirla. Como una habitación bien iluminada, Dayglow expande su catálogo de canciones; esta se cuelga justo en el centro, no más brillante que las demás, pero irradiando una calidez que nunca titubea.